El sonido de la angustia... 1a parte.


El goteo de las estalactitas en el fluir del río subterráneo que corre por mi hogar, resulta una melodía sedante por las noches y una alarma estridente que retumba incesante, interrumpiendo mi sueño todas las mañanas, gota a gota, una tras otra, estremeciendo mi cerebro hasta el punto de erizar mi piel. Es el sonido de la angustia de un nuevo día.

Pudiera cambiar de residencia, pero en mi cueva la temperatura es cálida, a diferencia de la intemperie en donde oscilan temperaturas debajo de los -40ºC, por la noche. Aunque mi cuerpo soporta las inclemencias del tiempo, cuando la luna brilla con mayor intensidad, arremeten violentas ventiscas y los cristales de hielo son como agujas que se entierran en la piel, lacerándola y congelándola al instante, ocasionando gangrena algunas veces. Por el frío extremo, la temperatura corporal desciende bruscamente y pierdes la consciencia, te duermes… Días, meses.

Esto, yo lo viví en carne propia y fue aterrador. Desafortunadamente fallé en mi intento de perecer y puedo contarles la experiencia, cada que volteo a ver las tenues cicatrices que permanecen en mis piernas, me obligan a recordar la zozobra que me acompañó durante años, evocando aquél suceso que marcó mi vida y por el que me atreví a desafiar a la obscuridad, aún habiendo advertido todos los peligros.

Sí (suspiro)… fue aquél día, aquél abrumador día, en donde salí corriendo despavorida, esperando con ansia que me robase una estrella. Es sólo que cuando Él o esa fuerza suprema antepone su potestad a tus deseos (aún teniendo todas las estadísticas en contra) te muestra la vida cantando victoria, bailando animosa frente a tus ojos tristes. Quizás porque hay algo que debes cumplir antes de irte, quizás porque la vida te enseña a secarte las lágrimas, para tolerar ventarrones, y grandes dolores. Ya no quiero recordar esto… Tal vez después decida contarles qué fue lo que me pasó, por ahora prefiero omitirlo, porque me tiemblan las manos y comienzo a sudar, me pone nerviosa. Mejor intentaré narrarles claramente lo que Alseid ve a diario y probablemente juntos encontremos un motivo, paso a paso, quizás me ayuden a recuperar esos momentos de esperanza que he perdido, que se escondieron en alguna parte de mi corazón y están tan enterrados, que casi me sofocan.

Mientras tanto, caminemos juntos por esta bella y desolada inmensidad, en donde abundan hermosos colores a la luz del Sol o la luna, los paisajes son versátiles, dependiendo de la intensidad del fulgor de nuestra magna estrella en diferentes horas del día, aunque esté viendo el mismo lugar, todo parece distinto conforme transcurre el tiempo. Así pasa conmigo también, es como si la luz rigiera mi vida.

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