El sonido de la angustia... 2a parte






LA PESADILLA


Hay manantiales en esa parte, de dónde todas las mañanas entra el Sol a darme la bienvenida, y hoy no fue la excepción. Minutos antes de abrir los ojos, estando perdida entre los brazos de Morfeo, arremetió esa pesadilla que viola mi cerebro todas los noches, ese trastorno recurrente que perturba mi sosiego, cada día, previo al amanecer. Es perseverante, atroz.


- BlooOOop, blooOoOop - Habla el sonido de la angustia - Ese golpeteo del cual les platicaba anteriormente -

Inicia con el sonsonete apenas perceptible, del gotear acústico al interior de la cueva.


Comienza suavemente, y poco después parecieran acordes de un violonchelo (en su nota más grave) en una sinfonía de terror, como si este lugar tomara vida, y el ruido fueran los sollozos de su alma en el punto álgido de dolor. Así se escucha en mis sueños y yo me imagino, boca abajo, en mi lecho (creado de musgos y ramas) y una presión externa, omnipresente, empuja mi nuca con fuerza, yo no puedo moverme, sigue empujando hasta que esa comisura de roca (mi cama) va fundiéndose lentamente. La sensación es de asfixia, y percibo el estrujamiento de todo mi cuerpo sumergiéndose lento y apretado, como si hundieras un dedo en una pelota creada del intestino de algún animal muerto, llena de agua con arcilla. No veo nada en esos momentos y todo se centra en impresiones espeluznantes; de ahogo, opresión, acaloramiento. Siempre que sueño esto me he preguntado - ¿Podrás morir mientras duermes, por todo aquello que guardas en la cabeza? – Pero al parecer, esto no es posible, porque siempre despierto al borde de la locura, jadeando de agobio, con el corazón palpitando acelerado, sudando y con sed, mucha sed.


Recién abro los ojos, agitada, siempre volteo preocupada a ver todo mi cuerpo, me manoseo de pies a cabeza y ¡Sigo viva! No me muero, ni enloquezco, ni la cueva habla, ni las goteras son pequeños violonchelos del mal, ni mi cama es maleable. Es sólo mi cerebro, que le encanta jugarme bromas pesadas todo el tiempo y sigo espantándome del mismo delirio, porque como les decía, es repetitivo. Ese mismo sueño, varias noches. Es absurdo y a veces me río de esos viajes gratuitos que genera mi mente, es como vivir emociones fuertes, sin necesidad de moverte, a veces es mayor la intensidad de mis sueños a la realidad. Recuerdo esa vez, cuando me llevó la corriente del río ¡Su cauce era estrepitoso y violento y sus aguas me expulsaron por la cascada! (les contaré posteriormente sobre ella) esta tiene una altura significativa y caí libremente, -¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh! - Grité… Hasta hundirme en la laguna.


- ¡Sí! ¡Fue emocionante! - Esa vez me descalabré, pero me divertí de verdad. En cambio, en mis pesadillas, no tengo heridas, pero la sensación es bastante desagradable, me desanima y es difícil iniciar un nuevo día. Las llagas son internas.

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